Es un silencio cómplice de los gobiernos por un lado pero también de los partidos, de los políticos, de los intelectuales, de la prensa. En la medida en que todos evitan meterse con Cuba. Porque todos sienten terror a que, como me ocurrió a mí cuando era canciller, muevan su quinta columna en cada país, todavía tienen la capacidad para manipular. Ese silencio en parte se debe al miedo. Por otro lado, los cubanos han logrado en los últimos años con la complicidad de los gobiernos de izquierda de América latina, que desde que se fue el chileno Ricardo Lagos todos son iguales en esta materia, que nadie los toque, que nadie hable de la situación de los derechos humanos en Cuba. Y si los gobiernos no lo hacen, los partidos y los intelectuales menos, y así no hay quien lo haga. Acuérdese de lo que pasó con los presos del IRA que en tiempos de la Thatcher hacían huelga de hambre. Hubo un clamor mundial. Y con Cuba nada. Y Raúl cínicamente echa la culpa a los norteamericanos. Y Lula se ríe. Calderón anuncia su viaje a Cuba, y le da lo mismo. (Fuente: La Vanguardia)

Jorge Castañeda
Escritor, Ministro de Asuntos Exteriores de México durante la presidencia de Vicente Fox

por la libertad de los presos políticos cubanos
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