• El mundo debe solidarizarse con el disidente y los presos políticos cubanos 
  • La condena del presidente Arias hace honor a nuestra tradición civilista
Minuto a minuto, a la vista pública, sin asomo de rubor y con despiadada crueldad, la dictadura de Fidel y Raúl Castro está ejecutando un nuevo crimen de lesa humanidad. La víctima, cada vez más cercana a la muerte, es Guillermo Fariñas Hernández, un psicólogo de 46 años, pensador independiente y crítico del régimen, quien ya cumple dos semanas en huelga de hambre, exigiendo la liberación de 26 prisioneros políticos en graves condiciones de salud. Frente a su creciente deterioro, la única respuesta oficial ha sido el desdén y una ola de truculentos insultos, que no hacen sido desnudar aún más la perversidad intrínseca del régimen.

Ante este agravio a los cubanos y a la conciencia universal, es hora de que se produzca una intensa condena mundial. El objetivo esencial debe ser salvar a Fariñas; pero también hay que notificar a los Castro y su aparato represivo de que ya no habrá más tolerancia a su primitivo machismo totalitario, menos aún a la permanencia en sus cárceles, en pésimas condiciones de trato, de más de 200 prisioneros de conciencia.

Por esto celebramos que el presidente Óscar Arias haya denunciado, con toda claridad y firmeza, tanto el crimen que se fragua como la naturaleza del régimen cubano, que –en sus palabras– es “una afrenta a la democracia”. Su actitud refleja el sentir generalizado de nuestro pueblo, y debería servir de ejemplo a los demás gobernantes latinoamericanos, hasta ahora silenciosos o cómplices de tan indignante tragedia.

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(Fuente: La Nación, Buenos Aires)

por la libertad de los presos políticos cubanos
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