EL caso «Orlando Zapata» está teniendo para la dictadura cubana efectos devastadores que nunca pudo imaginar. Los hermanos Castro creyeron que con dejar morir al disidente y difundir a través de sus terminales mediáticas que se trataba de un delincuente común, la cosa se olvidaría, como tantas otras de sus fechorías. Olvidaban que no hay sangre más fecunda que la de los mártires, ni protesta más eficaz que la pacífica. Hoy se encuentran más aislados, acusados y desprestigiados que nunca, sin que el vergonzante apoyo que les presta Moratinos pueda evitarlo. La reciente condena del parlamento europeo es la mejor prueba.

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Hago estas reflexiones ante la carta que circula por la Red pidiendo la liberación de todos los disidentes en Cuba, firmada por auténticos intelectuales, comprometidos con los ideales de una izquierda convertida en refugio de vividores y reaccionarios.

(Fuente: artículo de José María Carrascal en ABC)

por la libertad de los presos políticos cubanos
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