Por Ileana Medina

Orlando Zapata era negro. Guillermo Fariñas es negro. Otro cubano ha anunciado que será el próximo en seguir la cadena de huelgas de hambre: se trata de Félix Bonne Carcasés, otro hombre negro, ingeniero y ex profesor, de unos 70 años.

Preferiría que estos hombres no hubieran muerto, ni sigan muriendo. Creo que mejor que morir por una causa, es vivir para ella, para ganarla, para contarla. Pero gracias al sacrificio de estos hombres, nos despertamos por primera vez en 50 años con noticias diarias sobre la disidencia cubana en todos los grandes periódicos del mundo.

Las otras protagonistas cotidianas de la disidencia cubana son ahora mismo mujeres: Yoani Sánchez , Claudia Cadelo y otras blogueras; y las Damas de Blanco, esposas, madres e hijas de prisioneros políticos, que llevan varios años manifestándose pacíficamente en las calles de La Habana. Otras mujeres han sido y son protagonistas de la oposición interna cubana: María Elena Cruz Varela, Martha Beatriz Roque... han sufrido años de prisión en Cuba por razones de conciencia.

Hace varias décadas que el estallido de la posmodernidad comenzó a dinamitar poco a poco en Europa el centro del universo hombre-blanco-católico-heterosexual para darle cabida a otros sujetos durante milenios marginados hacia la periferia de los proyectos ilustrados (aunque la igualdad real de oportunidades es todavía una utopía).

Los ancianos que gobiernan la Revolución Cubana, y que siguen inspirando veneración en una parte de la izquierda internacional, son en su mayoría hombres, blancos, militares.

La Revolución Cubana es parte del Proyecto Moderno, y siempre vislumbré que su fin no podría venir de otros hombres blancos armados y vociferantes del otro lado del Estrecho de la Florida (sus adversarios idénticos y simétricos) sino de la ruptura “blanda” que provoca la “condición posmoderna”.

Está visto que ante la fuerza "sólida" de la dictadura cubana, no han sido efectivas en cincuenta años otras formas igualmente duras y sólidas como el bloqueo, intentos de agresión militar, o ensayos de una oposición interna que sistemáticamente reprimida nunca ha tenido recursos para enfrentarse al sistema en su propio terreno.

Quienes a finales de los 80 y principios de los 90 nos deslumbramos con el concepto de "posmodernidad", y leíamos en La Habana textos de Vattimo o Lyotard como quien lee textos disidentes altamente "revolucionarios" (o "contrarrevolucionarios", según se mire) en el fondo intuíamos que la verdadera negación del discurso "sólido" e inquebrantable de la Revolución no estaba en otro discurso "sólido" del mismo tipo pero de signo contrario.

Hoy, cuando asistimos al fin -con muchos años de retraso- al advenimiento de la postmodernidad en Cuba de mano de internet, de los teléfonos móviles, de las redes sociales y del resto de las prácticas on-line, la nueva forma de oposición bloguera que encabeza Yoani Sánchez, unida a la antigua –y de algún modo “espiritual”- inmolación pacífica por huelga de hambre de estos hombres negros, inaugura una nueva etapa que podríamos llamar “oposición posmoderna”, o si queremos usar los términos tradicionales de la izquierda, pues una Revolución Pacífica de Negros y Mujeres.

Un enemigo tecnológico, virtual, no organizado, escurridizo, conocido y apoyado en el mundo entero gracias a la inmediatez y universalidad de internet, como es el movimiento blogger cubano, está resultando mucho más difícil de aniquilar y silenciar que ningún otro movimiento.

La huelga de hambre de Fariñas y de otros prisioneros políticos, resulta efectiva en la misma medida en que se enfrenta a la dictadura con unas armas que sólo pueden aniquilar haciendo revivir a sus propios enemigos, si no quieren quedar como asesinos ante la opinión pública internacional.

Los movimientos feministas y anti-racistas que tanto éxito llevan teniendo en los últimos cincuenta años en el mundo occidental, no han llegado nunca a Cuba. La Revolución se constituyó en la década de los sesenta, al margen de los movimientos democráticos de las minorías que explosionaban en todo el mundo: hippies, pacifistas, ecologistas, feministas, movimientos raciales… todos quedaron fuera del discurso de la Revolución Cubana, que paradójicamente pretendía incluirlos y representarlos, pero que los fagocitó en la terrible homogeneización política y sociológica que caracterizó a todos los sistemas comunistas de modelo soviético.

La Federación de Mujeres Cubanas, organismo oficial aparentemente dedicado al establecimiento de la igualdad, como todas las organizaciones “de masas” cubanas es dirigida desde arriba, y fue presidida, hasta su muerte en 2007, por la propia esposa de Raúl Castro, que firmaba (el uso del apellido del marido es una de las pocos signos machistas que no se usa en el mundo hispánico) como “Vilma Espín de Castro”. Un movimiento mucho más parecido al de las “primeras damas” y a la Sección Femenina de Franco, que a un feminismo moderno y plural. Tras cincuenta años de Revolución, y aunque las mujeres hayan logrado incorporarse en Cuba al mundo estudiantil y laboral con bastante éxito, el machismo tropical endémico cubano sigue siendo igualito al de otros países de la región.

Los temas de la igualdad (tanto la sexual como la racial) han sido tabú en las publicaciones científicas y sociológicas cubanas, y pocos estudios hay, dentro o fuera del país, que aborden con seriedad esta cuestión. La igualdad se "presupone" como parte del sistema.

El tema racial resulta particularmente espinoso. Pero algo resalta a simple vista tras cincuenta años de proceso “revolucionario”: los barrios más pobres de las ciudades siguen siendo mayoritariamente habitados por negros, la representación de los negros en la cúpula política es muy minoritaria, incluso me atrevería a decir que la presencia de los negros en las universidades cubanas es mucho menor que su porcentaje poblacional.

Hoy nos vemos ante la evidencia de que las más notorias figuras de la disidencia son negros y mujeres. También, y por eso mismo, los más humildes.

Que algunos sectores de la izquierda internacional (ay, Presidente Lula; ay, artistas españoles…) sigan ignorando este detalle, y se sigan poniendo del lado de los represores, es penoso y triste (muy lamentable aunque los reprimidos fueran hombres blancos, por supuesto). Que sigan dejando que la derecha más reaccionaria (como Esperanza Aguirre y Federico Jiménez Losantos en España) monopolice el tema de las libertades en Cuba, demuestra una gran torpeza política y una gran ceguera intelectual.

Quizás el problema sea que esa izquierda antigua –construida por oposición a la derecha tradicional, y por tanto dentro de sus mismas coordenadas cognitivas- sigue recelando de los discursos fragmentarios, de los pensamientos "débiles", de la resistencia pacífica, de los movimientos inconexos y desorganizados, de la "líquida" y por ello mismo incontenible red virtual, que no necesita organización, ni centro, ni sede, ni fuerza física: solamente corre y se extiende como la luz.

A lo peor, las huelgas de hambre de estos grandes negros dignos puedan venir a decirles que no sólo “posteando” ni “cobrando dinero del enemigo” se hace disidencia en Cuba. Que también hay gente dispuesta a morir por ello. Qué pena, qué gran pena, que se sigan necesitando mártires para legitimar causas tan justas.

(Cedido por la autora)

por la libertad de los presos políticos cubanos
| Share

0 Comentarios: