Muchos opositores han interpretado el discurso de Rául Castro en la clausura del congreso de la UJC como una evidencia de que "el régimen ha decidido ya que va a dejar morir" a Fariñas, asegura el corresponsal de El País Mauricio Vicent. "Están dispuestos a asumir las consecuencias, pero no van a ceder", coincidieron varios activistas.

Raúl Castro no hizo concesiones en ningún momento. "No nos quitan el sueño las actuales escaramuzas de la ofensiva de reacción internacional", aseguró, denunciando que la "gran prensa occidental" ha "estrenado una nueva modalidad de implacable terror mediático contra los líderes políticos, intelectuales, artistas y otras personalidades" que en el mundo defienden las posiciones de Cuba. En todo momento Castro quiso demostrar firmeza. "Este país jamás será doblegado por una vía u otra; antes prefiere desaparecer como lo demostramos en 1962 [durante la crisis de los misiles]", enfatizó.

El mensaje esta vez no sólo era para su tradicional enemigo. Ahora a la hostilidad de Washington se suma el "boicot que entraña la ultrajante Posición Común, que se mantiene intacta gracias a las presiones de algunos países y fuerzas reaccionarias de la Unión Europea". Raúl consideró "injusta, discriminatoria e injerencista" dicha política, que condiciona las relaciones con Cuba a la mejora de la situación de los derechos humanos y la evolución democrática en la isla. A su juicio, lo que en verdad pretende es "un cambio de régimen, o lo que es lo mismo, la destrucción de la revolución". Todo el mundo a las trincheras, podría ser la consigna, como en los viejos tiempos.

Frente a la lluvia de condenas internacionales, la receta y la medicina oficial es tan antigua como la revolución: "parapetarse" y resistir. Pero ello no consigue acallar las críticas.

Hoy mismo el el portavoz del Departamento de Estado estadunidense, Philip Crowley, aseguró que Cuba "tiene responsabilidades fundamentales bajo la ley internacional de cuidar a sus ciudadanos, incluyendo a aquellos que se encuentren bajo custodia, y deben cumplir con sus obligaciones".

Según un teletipo de France Press que recoge La Jornada de México, Crowley afirmó que Washington tiene "grandes preocupaciones" por el estado de las cárceles cubanas, como la falta de higiene y agua potable.

"Los prisioneros se rebelan contra estas condiciones y ¿quieren que creamos que es responsabilidad de Estados Unidos?", se preguntó Crowley. "No, es responsabilidad del gobierno cubano", destacó.

por la libertad de los presos políticos cubanos
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