A lo largo de este día en el blog Punt de vista se han recopilado recuerdos, experiencias e impresiones acerca del Primero de Mayo en Cuba. Aquí presentamos una selección de fragmentos, seguidos por el enlace que dirige al post donde se pueden leer los textos completos.

Por Ernesto Ariel Suárez

Según recuerdo, en mi casa nunca se celebró el Primero de Mayo de manera especial; a no ser que se tome a consideración el hecho de que mi madre o apagaba el televisor o se sentaba frente a él a “discutir” con Fidel Castro a través de sus siempre maratónicos discursos. De niño nunca fui al desfile, nunca me llevaron e incluso recuerdo que cuando mi madre aún trabajaba en el ICRT, ella siempre se justificaba conmigo, con tener que atenderme, para no ir.

Sin embargo, sí fui de adolescente, una vez, en uno de esos dos o tres años de “fervor revolucionario” que padecí mientras estudiaba en el pre-universitario. Un professor del pre que vivía en la esquina de mi casa decidió que sería buena idea ir y que yo les acompañara. Eramos un grupo “diverso” y “alegre” para ponerlo en términos políticamente correctos.

Esa mañana aparecieron todos los omnibus del paradero del Diezmero, incluyendo aquellos que el día anterior estaban paralizados “por falta de reparación”. Hicimos la cola, pues en Cuba hasta para la tortura se hace cola; y cuando montamos nos dieron nuestro “premio” por asistir: una naranja y un panecillo con una muy fina lasca de “queso”. A estos “productos alimenticios” no les acompañaba nada líquido, ni siquiera agua.
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Por Emilio García Montiel
Días después, la maestra detuvo la clase para anunciarnos que el primer premio del Concurso de Redacción Municipal de Cuarto Grado del Municipio Cerro había sido otorgado a nuestra escuela… y a nuestra aula. No me sorprendió (ni a nadie) que lo hubiera obtenido Grisell, la mejor alumna. Tampoco que a Grisell –la maestra nos leyó su composición, emocionada- le hubiera conmovido verse envuelta en el “mar de banderas rojas” que cubría la Plaza de la Revolución, mientras miles y miles de cubanos oían y aplaudían a Fidel y regresaban a sus casas cantando himnos. (Menos, por supuesto, que mi tema familiar no hubiese sido tan apasionante como su tema patriótico). Lo que nunca entendí fue, sin embargo, que levantarse temprano y pasarse tantas horas en la Plaza de la Revolución un Primero de Mayo hubiera sido el día más feliz de su vida, pues, como cualquier niño sabe -incluso un niño revolucionario-, la única alegría de un Primero de Mayo (o de cualquier otra fecha de conmemoración nacional) es que no tienes que ir a clases y puedes quedarte en la casa jugando.
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Por Aguaya Berlín
No te obligaban, amarrado, a ir a una marcha. Pero las sogas y ataduras estaban ahí y las movían constantemente para que las vieras, para que no se te olvidaran. No sólo me pasaba a mí, les pasaba a los demás. SÍ íbamos a las marchas obligados. SÍ nos chantajeaban. SÍ nos usaban. Y lo peor, todo eso a un paso de las calificaciones de "gusanos", "contrarrevolucionarios" y otra sarta de adjetivos más que antes, entonces y ahora se siguen usando para dividir, para sembrar el odio entre los mismos cubanos.
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Por Alexis Romay
El último contacto que tuve con la dichosa marcha del Primero de Mayo fue el 30 de abril de 1999. Esa noche había asistido a un concierto ―de algún trovador contestatario, que por alguna razón había conseguido que le dieran la sala Avellaneda de dicha institución. Era Pedro Luis Ferrer o Carlos Varela (quien por entonces posaba y pasaba de contestatario), o alguien por el estilo. A la salida del concierto, y de la nada, un grupo de ciclistas ―todos varones, con muchachas en la parrilla― ataviados de pulóveres blancos con frases e imágenes que aludían directamente a la organización que los patrocinaba ―la Ujotacé: Unión de Jóvenes Comunistas― nos pasaron rozando a la velocidad que les permitían sus trastes chinos. Iban soltando unas tiras de papel que resultaron ser pancartas. La curiosidad me dominó. Recogí una. Recordar el letrero aún me da risa: “Ni el gato en casa, todos a la Plaza”.
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Por Anónimo
En toda mi vida yo fui una vez de niña con mi papá y una vez de adulta. Nunca tuve un problema directo por eso, nunca tampoco gané nada que no fuera mi salario y alguna jabita :-) (se me habían olvidado las jabitas)

Si tienes ambición de hacer carrera, entonces tienes que estar bien posicionado en la escala revolucionaria, lo que te lleva a que tengas que ir.

Ir es una forma fácil de ganarse un punto para subir en la escala revolucionaria. Las otras formas son más indeseables.

Lo que sí te señala es que hagas alarde de no ir, cualquier forma que incite a la desobedencia es altamente peligrosa. Si no vas y te quedas tranquilo en tu casa, sin molestar el desarrollo de la actividad, yo nunca viví que fueran a custionarte a tu casa.

Te cuento como yo lo viví. Hace años que vivo fuera de Cuba, estudié fuera de Cuba, el pre lo hice becada...
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Por Deyanira Pijuan
Recuerdo que odiaba ir a la plaza... los primeros 5 minutos al salir de la escuela caminando mucha risa... a los 10 minutos ya quería irme... y luego horas y horas parados o con pasito de hormiga, ¡sin haber llegado a la plaza! Luego en 5 minutos pasábamos por delante y ¡ya! Los profesores (toreros) desaparecían y podíamos coger para donde mejor nos pareciera... Algunas veces querían hacerte ir hasta la escuela nuevamente para controlarte, y entonces tocaba escabullirse... En fin toda una tortura... con un pomito de agua y el sol castigando, con un disco de guayaba o de azúcar en la bolsa, los varones molestando, poco espacio, empujones, y las jodidas bocinas escupiendo consignas revolucionarias, himnos, lecturas de poemas a fidel, la Internacional, etc, etc...

¡Un infierno!
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Por Rosa María Suárez
Llevan a todos los becados del país (la mayoría de los estudiantes de enseñanza media, media superior y superior ) Para lograrlo, los llevan en los mismos buses donde los regresan los fines de semana a sus respectivos puntos de recogida y les dejan secuestradas sus pertenencias en esos mismos buses, hasta tanto termine el circo. Yo fui testigo y víctima con mi hijo menor de esa manipulación. Llegaba a casa hambriento, sediento y muy cansado. Es realmente un abuso de menores. Les ha tocado en suerte que mañana es sábado, además, aunque ellos manipulan los pases, si no fuera necesario.

Todos los trabajadores del turismo o de cualquier otra “gran” industria que reciben “privilegios” como ciertos pagos en CUC, u otros “privilegios” por el estilo, están obligados a asistir so pena de perder algo que ellos llaman “IDONEIDAD”

Asisten también los miembros de las FAR, el MININT de civil si no están en el desfile de militares, los Contingentes como el Blas Roca Calderio, etcéteera, que fueron los mismos que fungiendo como paramilitares, golpearon y reprimieron el Maleconazo.
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Por Anónimo
Sería bueno aclarar que el secretariado del único sindicato en Cuba está anunciando que habrá un grupo compacto de trabajadores del turismo, este sector es el que "mejor" remuneración recibe al estar en contacto directo con extranjeros y su respectiva propina en moneda dura. Ninguna de estas personas quisiera perder su empleo.
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por la libertad de los presos políticos cubanos
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