"Zapata había asumido su pena de tres años impuesta por los tribunales de un país donde el policía, el carcelero y el juez usan un único uniforme y reciben instrucciones que salen del mismo gabinete. Estaba dispuesto a cumplirla aunque supiera que su prisión, y la de otros 74 cubanos, juzgados en la primavera de 2003, era el resultado de un ataque de soberbia y rabia de Fidel Castro, representante del proletariado en el planeta tierra.
Eso sí, quería que le tratara como a un ser humano. Reclamaba decencia, atención médica, alimentación, respeto por su integridad física. Exigía que se le permitiera permanecer con sus compañeros de causa y no en los destacamentos de prisioneros comunes hostiles preparados por la jefatura de la Policía Política. En el empeño por conseguir ese trato se produjeron sus desafíos y rebeldías. Su guerra privada por la dignidad."
(Raúl Rivero, poeta y ex preso político cubano, en Cuba. Puntos de vista)
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Verdades más grandes que el sol.