Armando De Armas: ¿Qué te motivó a correr el riesgo de firmar recientemente una carta exigiendo la libertad de los prisioneros de conciencia en Cuba y el respeto a los derechos humanos en todo el mundo?

Ena Lucía Portela: El riesgo de expresarme libremente en medios extranjeros, con todo lo que eso implica cuando se vive bajo un régimen totalitario, lo asumí desde hace muchísimo tiempo. Para quienes me conozcan un poquito, para quienes hayan leído lo que he publicado en Babelia, en Encuentro, en Index on Censorship, etc., y lo que he respondido en entrevistas para la prensa escrita, la radio y la tele de unos cuantos países, esta adhesión mía a la campaña OZT: Yo acuso al gobierno cubano, no será un rayo en cielo sereno. Cuando ingresé en la UNEAC, en 1998, nadie me preguntó si yo era comunista. No lo era, nunca lo he sido. Hubo una época, que ahora me parece muy lejana, en que traté de ser "apolítica", de estar al margen, lo cual es una gran ingenuidad en el totalitarismo, donde la política invade hasta el último rincón de la vida de cada persona. Esto finiquitó en 2003, con una entrevista que di para Radio Francia Internacional, donde más que del prix littéraire Deux Océans-Grinzane Cavour que había ganado la versión francesa de mi novela Cien botellas en una pared hablé del asco y del horror que me ocasionaban los hechos de la Primavera Negra. Ya sabes, las ejecuciones sumarias de tres civiles y el encarcelamiento masivo de opositores pacíficos. La RFI se escucha en Cuba y yo hablé en español, alto y claro, por lo que algunas personas llamaron por teléfono a mi casa en La Habana para preguntarle a mi madre si yo me había exiliado en París, pues no se supone que uno llame a las cosas por su nombre en el extranjero y luego regrese a Cuba tan campante. Pero no. Regresé. Tenía que hacerlo. Mi madre y yo vivimos solas, sin otra familia en la isla, y si me quedaba en Europa en aquel momento me iba a resultar dificilísimo sacarla a ella de Cuba, hubiera sido como dejar un rehén. Es la razón por la que siempre he regresado. Esta es la primera vez que pongo mi firma en un manifiesto colectivo, ya que en general prefiero escribir (o decir) yo misma lo que pienso, con mis propias palabras, de las cuales me hago responsable. Lo que sucede con el texto del Yo acuso es que estoy de acuerdo, tanto emocional como intelectualmente, con cada oración, cada palabra, cada punto de lo que ahí dice. Y por eso firmé, simplemente.

Ver la entrevista completa en Radio Martí

por la libertad de los presos políticos cubanos
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