"La huelga de hambre debilita su aspecto físico a pasos agigantados. Su espíritu crece y su convicción ha remontado fronteras. Guillermo Fariñas, más conocido como “Coco”, ha roto las fronteras de la incomunicación de Cuba y se habla de él por doquier. Fariñas se niega a comer en nombre de los 26 presos de conciencia que hay en las cárceles cubanas. A esta altura, su causa es agitada por los defensores auténticos de los derechos humanos del mundo.
No es un tema de ideología; la relación de los estados con los seres humanos y el maltrato merecen igual atención, sin distingo de banderías políticas. Lo mismo para condenar, como ocurrió en su tiempo, a la represión y la tortura en las dictaduras militares del cono Sur de nuestro continente. Igual para deplorar el estado infrahumano de los presos en Guantánamo en manos del ejército norteamericano, imputados de delitos de terrorismo".
(Lea el editorial íntegro en El Comercio de Ecuador)
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