Ser madre es un instinto. Madre que ve más allá. Madre que se sabe los olores más íntimos del hijo. Madre que no duerme. Madre que recorre la Isla, su equipaje: una bolsa con dos latas de leche condensada, tres plátanos verdes hervidos y una cajetilla de cigarros para su hijo preso. Madres en Ariza, Valle Grande, Las Mangas, Combinado del Este, Kilo 7 y Canaleta. Madre suturando las heridas de la golpiza en la mazmorra. Madres negras. Madres mestizas. Algunas de estas madres tienen menos años que la dictadura. Madres pobres. Costureras del hálito sin un dólar verde en sus reclamos.

¿Escucharon la voz limpia de la madre negra del albañil negro Zapata asesinado con disfraz judicial? ¿Han visto los gestos impotentes de la madre negra del periodista negro Fariñas? ¿Vieron a la esposa negra de Fariñas arropando a su pareja en los brazos como un bebe dormido? La “revolución” se ensaña contra los vulnerables de siempre: los negros. Racismo político vergonzoso. En la cúspide de la estructura del poder castrista no hay negros. Madres morenas airadas. Sólo falta que las acusen de agentes de una potencia enemiga o le apliquen la ley de peligrosidad. Corazonada de madre: los Castro se enfrentan a un dilema peligroso. Estas Damas de Blanco perdieron hace rato el miedo.
(Fuente: La Razón, México)

por la libertad de los presos políticos cubanos
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