Orlando Zapata Tamayo murió ayer tras ochenta y seis días en huelga de hambre. Su historia pone en evidencia la brutalidad de la dictadura de los hermanos Castro y la doble vara de medir de la comunidad internacional entre las dictaduras rojas y las dictaduras negras.

Orlando, albañil de profesión, pobre y de raza negra, era un compañero de ruta de la disidencia cubana, alguien que por simple empatía moral y responsabilidad cívica apoyaba a las diversas organizaciones que luchan por los derechos humanos y las libertades en Cuba. Su encarcelamiento fue motivado por exigir mediante un ayuno voluntario la excarcelación en el 2002 de un grupo de médicos disidentes. Tras casi un año en prisión, es puesto en libertad condicional. En la primavera negra del 2003 es de nuevo encarcelado, junto a otros 75 disidentes, por el delito de “desacato a la figura del Comandante”. Y condenado a tres años de prisión. En la cárcel las condiciones eran tan terribles, incluyendo palizas físicas y torturas psicológicas, que se declaró en rebeldía. Las consecuencias fueron que su condena pasó de tres a más de treinta años.

Fuente: Letras Libres.

por la libertad de los presos políticos cubanos
| Share

0 Comentarios: